La biodiversidad caribeña no se limita a las aves de colores brillantes o a los peces tropicales. También incluye una multitud de organismos microscópicos, como los parásitos, cuyo estudio es igualmente importante desde un punto de vista tanto ecológico como económico.
Entre los muchos parásitos que habitan el planeta, los del género Nematopsis viven casi exclusivamente en el medio marino y suelen tener un ciclo de vida denominado complejo: cuentan con varios huéspedes sucesivos a lo largo de su existencia. Mientras que la reproducción tiene lugar en un crustáceo, es en un molusco donde el parásito se desarrolla bajo la forma de ooquistes alojados en los tejidos.
Hasta ahora, estos parásitos eran sobre todo conocidos por infectar moluscos bivalvos como ostras, mejillones o vieiras, a veces con graves consecuencias para la pesca. Pero un estudio reciente dirigido por Nicole Herbert, una de las primeras estudiantes apoyadas por la asociación durante su doctorado y actual Secretaria General de Caribaea Initiative, revela su presencia en gasterópodos nérites, pequeños caracoles marinos de conchas coloridas que habitan en las rocas del litoral.
Del campo al laboratorio

Nerita versicolor © James St. John – CC BY 2.0
En este estudio, se recolectaron caracoles marinos de dos especies de nérites (Nerita peloronta y Nerita versicolor) en las costas de San Cristóbal. Los animales fueron disecados en laboratorio para examinar sus tejidos al microscopio en busca de signos de infección por Nematopsis. Los análisis histológicos (cortes de tejido teñidos) permitieron visualizar la presencia de ooquistes en el interior de las células del huésped.
Los investigadores también extrajeron ADN de los tejidos infectados con el fin de confirmar la identidad del parásito mediante análisis moleculares. Para ello, diseñaron nuevas herramientas genéticas (cebadores específicos) que permiten detectar el ADN de estos parásitos.
Por último, las secuencias obtenidas se compararon con las de otros Nematopsis hallados en vieiras de Argentina, Escocia y Florida, lo que permitió precisar su posición en el árbol filogenético del grupo.
Un huésped inesperado
Al examinar los 127 nérites recolectados de ambas especies, los investigadores descubrieron que el 78,6 % de los individuos de la especie N. peloronta y el 100 % de los de la especie N. versicolor estaban infectados por Nematopsis. Otros caracoles marinos recolectados en el mismo lugar, pertenecientes a cuatro especies distintas, estaban libres de infección. Este resultado sugiere que los nérites podrían constituir una excepción entre los gasterópodos, al ser quizá el único grupo de caracoles marinos capaz de albergar a este parásito generalmente asociado a los bivalvos.
Un impacto ecológico y económico
Si bien los nérites no representan un recurso para las pesquerías caribeñas, desempeñan un papel en el funcionamiento de los ecosistemas tropicales. Además, su infección por Nematopsis muestra que estos parásitos pueden adoptar huéspedes hasta ahora no identificados, lo que plantea la cuestión de su presencia en otros moluscos de la región, en particular en especies como el lambí (Strombus gigas) o el burgado (Cittarium pica), de gran importancia económica. Asimismo, muchos Nematopsis tienen como huésped definitivo a crustáceos de interés comercial. Identificar qué especie de crustáceo actúa como huésped definitivo en San Cristóbal será, por lo tanto, un paso clave para comprender mejor el ciclo de vida del parásito y su impacto tanto económico como ecológico.
Referencia
Herbert, N.A.M., Kristmundsson, Á., Vazquez, N., Hoag, K. & Freeman, M.A. (2025). Nematopsis Schneider, 1892 in Nerite gastropods from Saint Kitts, with a phylogenetic study of the genus, and placement within the phylum Apicomplexa Levine, 1970. Journal of Eukaryotic Microbiology 72:e70023.
