Proyecto PROSPOVERG: un seguimiento meticuloso de aves y mamíferos en Guadalupe

En el bosque de Guadalupe de Poyen, una reserva biológica ubicada en la isla de Grande-Terre, continúa el proyecto PROSPOVERG liderado por la asociación Amazona en alianza con Caribaea Initiative, gracias al apoyo económico de la OFB . El objetivo no es solo determinar la diversidad de las poblaciones de aves y mamíferos, sino también capacitar a los estudiantes en el uso de métodos científicos de monitoreo y seguimiento de la fauna silvestre.

Guadalupe, como muchas islas del Caribe, alberga una abundante biodiversidad. En diversos ambientes con vegetación variada, muchas especies animales interactúan. La estimación precisa de esta diversidad requiere métodos específicos. Por lo tanto, se han utilizado dos técnicas complementarias y bien probadas, el método de “Captura-marcaje-recaptura” y la instalación de cámaras trampas, para monitorear y comprender la diversidad del bosque seco de Poyen. Poco más de un año después del inicio del proyecto PROSPOVERG, en el que se lleva a cabo esta investigación, el bosque comienza a revelar sus numerosos secretos.

En la zona de estudio se han instalado redes para la captura de aves en vuelo. A los individuos capturados se les ponen un anillo en las patas, gracias al cual serán reconocidos durante una captura posterior. Cuatro sesiones de este método de “Captura-marcaje-recaptura” han llevado a la identificación de 14 especies de aves diferentes, incluidos muchos individuos de plataneros (Coereba flaveola), fiofíos caribeños (Elaenia martinica) y semilleros gorjirrojos (Loxigilla noctis), así como otras especies menos comunes como la cuitlacoche chucha (Margarops fuscatus) y el tirano dominicano (Tyrannus dominicensis).

Al mismo tiempo, se han instalado varias cámaras trampas cerca de las redes, al pie de los árboles. Las cámaras se activan automáticamente cuando se detecta un movimiento, lo que permite fotografiar a los animales sin molestarlos, ya que no se requiere la presencia humana. Mediante el use de esta técnica, se han identificado tanto aves como mamíferos.

Instalación de una cámara trampa por Leila Palmyre y Sandy Sébastien

Gracias a los análisis de las fotos, se han identificado solamente 11 especies de aves. Este número, más bajo que el del método de “Captura-marcaje-recaptura”, puede explicarse por la posición de los dispositivos: solo se pueden fotografiar aves que se aventuran en el suelo. Sin embargo, algunas aves identificadas en las fotos nunca fueron capturadas en las redes, como la garcita verdosa (Butorides virescens) o el cuclillo de manglar (Coccyzus minor). Por tanto, los dos métodos se pueden considerar complementarios.

En cuanto a los mamíferos, se han observado mangostas, mapaches, ratas, así como algunos perros y gatos. Las imágenes tomadas tanto durante el día como durante la noche sirvieron para validar los hábitos de cada especie: una actividad diurna para aves y mangostas, y nocturna para ratas y mapaches. Las fotos también aportan otras indicaciones, como la sociabilidad de las especies (presencia de varios individuos en las imágenes), o su solapamiento temporal. Este parámetro indica el período de tiempo en el día durante el cual dos especies están activas al mismo tiempo, lo que indica el riesgo de depredación de algunas especies, como mangostas o ratas, sobre otras, como las aves.

 

Algunas de las especies capturadas por las cámaras trampa: zenaida caribeña, garcita verdosa, mangosta y mapache.

 

Aparte de los resultados científicos del estudio, cuyos datos todavía están en proceso de adquisición, el objetivo principal del proyecto es formar a jóvenes científicos en estas técnicas de seguimiento de la fauna silvestre. El anillado de las aves, en particular, implica manipular animales vivos en condiciones que pueden resultar estresantes para ellos. Por lo tanto, la eficiencia en el campo es necesaria tanto para preservar el bienestar animal como para producir resultados científicos confiables. Así, varios estudiantes caribeños a nivel de maestría o doctorado han sido capacitados en esta práctica, proporcionándoles habilidades y competencias esenciales en una región cuya extraordinaria biodiversidad requiere, para su protección, el desarrollo de una experiencia local sustancial.

 

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